viernes, 14 de octubre de 2016

De la investigación de la energía

(o cómo aprendió Antonio a sospechar en lo feliz de profesar letras)

Antonio no es travieso, es ingeniero.
Sabe que, por detrás de la bombilla,
hay un tesoro, un pájaro que brilla
y un tren que silba desde el agujero.

Hay que encontrarlos. ¿Cómo? Y lo primero
que piensa, mientras baja de la silla, 
es buscarle la feria de Sevilla
a tanto farolillo farolero.

Debe ser por aquí, se dice. Busca 
un enchufe -al igual que hacemos todos-
y un alambre.., ¡Ahí voy, locomotora!

Pero, ay dolor, los dedos se chamusca.
Y el calambre le llega hasta los codos
mientras, a oscuras, media casa llora.

.......................................................... Angel García López

La prueba de ensayo y error es la que nunca falla, aunque a veces duela.