viernes, 6 de abril de 2018

En caída libre

Es el título de una de las novelas de Lois McMaster Bujold dentro de la saga espacial cuyo protagonista es Miles Vorkosigan junto a sus mercenarios Dendarii ("El aprendiz de guerrero"), que tiene los premios Hugo y Nebula, los más importantes en el mundo dentro de la ciencia ficción.

Pero ahora no entramos en esas batallas, porque el título se refiere a la caída libre ... de los cuerpos.

Hay muchas formas de estudiarla en clase, midiendo el tiempo manualmente con cronómetros, con puertas ópticas o con equipos especiales. En todos los casos, se determina con mayor o menor precisión el valor de g y su independencia de la masa del objeto siempre que tenga una forma suficientemente aerodinámica.

¿Y si el objeto tiene una forma especial? Por ejemplo, el de un molde de papel para magdalenas. Haz la prueba dejándolo caer con el brazo estirado desde alrededor de 2 m: se aprecia que cae con velocidad constante (ojo, solamente un molde, que se pegan con enorme facilidad y hay tres o cuatro donde parece que solamente hay uno).

Con un cronómetro y un poco de entrenamiento se puede medir razonablemente bien la velocidad de caída con un error pequeño, si la altura es de al menos 2 metros. Y experimentar dejando caer desde una altura doble, con dos, tres o más moldes insertados, colocando alguna arandela dentro del molde para modificar su masa, ... Un trabajo cualitativo con el que el alumnado de 2º de ESO se lo pasa genial (y aprende casi sin querer) y que se puede realizar cuantitativamente en 1º de BAC además de plantear otras cuestiones: ¿Influye que el molde esté más abierto o más cerrado? ¿Y su tamaño? ¿Y si se deja caer del revés? ¿Hay alguna relación con los paracaídas?

Por cierto, en los bazares, nacionales o "de chinos", hay una enorme variedad de moldes, y además muy baratos.