lunes, 26 de marzo de 2018

Centrales nucleares en Francia ... y en España

El 10 de julio de 2017 aparecía en El País la noticia de que Francia cerrará en el plazo de 8 años 17 de sus 58 reactores nucleares, situados en 19 centrales, y está en el horizonte una disminución de su producción de energía eléctrica de origen nuclear en un 50 %. Hay que tener en cuenta que es el país que tiene un mayor porcentaje de energía eléctrica obtenida por fisión nuclear, nada menos que el 75 %. 

"Francia, plaza fuerte de la energía atómica en Europa, cerrará hasta 17 reactores nucleares en los próximos ocho años. El ministro de Ecología, el conocido medioambientalista Nicolas Hulot, concretó este lunes en una entrevista radiofónica el método para reducir la proporción de la energía nuclear en la generación de electricidad en Francia. Ahora representa un 75%. En 2025 debe bajar hasta un 50%, según la ley adoptada en 2016 con el anterior presidente, François Hollande, y confirmada por su sucesor, Emmanuel Macron. Los planes no cuestionan el papel fundamental que seguirá teniendo en Francia las centrales nucleares, controladas por Électricité de France (EDF).

Mientras países como Alemania ya tienen avanzado el calendario para cerrar todos sus reactores, Francia mantiene la energía nuclear como un pilar de su independencia geopolítica y energética. Con la salida de Reino Unido de la Unión Europea, Francia será el único miembro del club con la bomba nuclear. Y es el país del mundo con la mayor producción per cápita de energía nuclear. Ambas —la bomba y las centrales nucleares— forman parte de la columna vertebral de la Francia moderna.

La primera central nuclear se construyó en 1963, tres años después del primer ensayo con la bomba atómica. Fue en los setenta, tras el choque petrolero, cuando París aceleró la apuesta por una fuente de energía que no emite gases contaminantes pero de enorme potencial destructivo en caso de accidente, y productora de residuos peligrosos durante centenares de miles de años.

Los vínculos del actual Gobierno con el sector son notorios: el primer ministro, Édouard Philippe, fue director de asuntos públicos del gigante Areva entre 2007 y 2010. Durante la campaña electoral para las presidenciales de abril y mayo, los ecologistas reprocharon a Macron su timidez en cuestiones medioambientales. El nombramiento de Hulot, y la contundente reacción del nuevo presidente al abandono, por parte de Donald Trump, del acuerdo climático de París, redimieron en parte las sospechas.

Lo novedoso en la declaración de Hulot es que, por primera vez, un ministro cuantifica el número de reactores que deberían cerrarse para cumplir con los objetivos de la ley. 

“Quizá serán hasta 17 reactores”, dijo Hulot a RTL. El proceso será paulatino. “Detrás de estos reactores hay hombres y mujeres que trabajan. Cada reactor tiene una situación económica, social e incluso de seguridad muy diferente”.

En Francia todo cambio requiere consensos amplios, y más si afectan a sectores estratégicos, y más aún si estos están controlados, como es caso del nuclear, por un viejo monopolio cuyo accionista mayoritario es el Estado. El sector nuclear da trabajo en Francia a 220.000 personas, según datos de la Sociedad Francesa de Energía Nuclear, lo que lo convierte en la tercera industria después de la aeronáutica y el automóvil. Seis de los 18 miembros del Consejo de Administración de EDF pertenecen a los sindicatos."

¡El debate nuclear está servido! Pero no se trata ahora de plantear ventajas e inconvenientes, porque es un tema ya suficientemente claro: mantener limpio el medio ambiente y utilizar energías limpias es caro a corto plazo, pero rentable a largo. Y no es solamente por la energía nuclear, sino también por el carbón y el dióxido de carbono que genera.

En la imagen puedes ver la situación actual de la energía nuclear en España.


Precisamente el 17 de marzo se cumple el 40 aniversario de la bomba que colocó ETA en el reactor de la central nuclear de Lemóniz (País Vasco), entonces en construcción,y que supuso el principio del fin de la instalación, que nunca llegó aponerse en funcionamiento: dos operarios murieron, y después hubo otros tres asesinatos relacionados con la central. Cuando el PSOE llegó al Gobierno en 1982 se detuvieron todas las actuaciones de construcción y ampliación de centrales nucleares en España.


En este año 2018 se tiene previsto transferir las instalaciones al Gobierno Vasco, y hay iniciativas para convertirlas en piscifactoría.

Dado  cada vez mayor de energía ha habido una apuesta por energías limpias como la eólica, en la que España es una potencia mundial, tanto en potencia instalada como en tecnología de construcción de aerogeneradores (en el Heraldo de Aragón del 19 de marzo se afirma que la potencia eólica instalada en Aragón se va a triplicar). Y después de unos cuantos años en los que pareció que iba a desaparecer, la energía fotovoltaica vuelve con fuerzas renovadas (tenemos Sol para aburrir en muchas zonas de España).